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En los últimos días se multiplicaron en distintos puntos de Buenos Aires y otras ciudades argentinas los casos de murales de Lionel Messi, Emiliano “Dibu” Martínez y de la selección campeona del mundo en Qatar 2022 vandalizados con consignas contra Claudio “Chiqui” Tapia y la AFA.
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Frases como “Chiqui mafia”, “corrupto” o “el Mundial más caro de la historia” aparecieron sobre obras que homenajeaban la tercera estrella, especialmente en Morón, bastión del club Deportivo Morón, cuyo descenso o eliminación reciente en instancias decisivas avivó el enojo de parte de su hinchada.
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El fenómeno se da en un contexto de fuerte malestar por fallos arbitrales muy cuestionados en el fútbol argentino —en particular en el ascenso, con el escándalo alrededor del partido entre Deportivo Madryn y Morón y otras polémicas en las finales del torneo, que muchos simpatizantes asocian a una estructura dirigencial corrupta bajo la conducción de Tapia.
Los graffitis en contra de la selección Argentina
Los murales se convirtieron en un blanco simbólico porque, para estos grupos de hinchas, la dirigencia “se esconde” detrás de la imagen de Messi y de los campeones del mundo, capitalizando su prestigio deportivo mientras el sistema local acumula sospechas de acomodos, arbitrajes tendenciosos y falta de transparencia.
Al intervenirlos con insultos hacia Tapia y la AFA, buscan visibilizar su protesta donde más duele: sobre uno de los orgullos máximos del país.
Sin embargo, esa forma de expresión abrió otro debate dentro del propio mundo futbolero.
Muchos repudian la protesta porque sienten que “ensucian” el legado de Messi y del plantel de 2022, responsables del título pero ajenos a las decisiones de los dirigentes.
Así, las pintadas exponen una fractura: por un lado, el amor casi unánime por la selección campeona; por el otro, un creciente rechazo a la conducción de la AFA, que termina proyectado —para bien o para mal— sobre los íconos visuales del Mundial.
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