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Almeida y Thomas pisan fuerte en el Giro ante un Roglic con dudas
“El que no quiera pasar frío en el Giro de Italia, que se vaya a su casa a jugar cartas” fue la sentencia lapidaria del caníbal Eddy Merckx la semana pasada ante las quejas y solicitudes de la Asociación de Ciclistas Profesionales de recortar etapas de la corsa rosa 2023 por la nieve y las bajas temperaturas, factores que han acompañado y convertido la carrera en leyenda desde su creación allá por 1909.
Y al parecer el regaño del mejor de todos los tiempos, vencedor de cinco giros y rey de los malhumorados, les caló hondo a todos los favoritos, que hoy si se mostraron los dientes en el inicio de la tercera semana de un Giro que muchos han calificado como el más aburrido de la última década. Esta afirmación lejos de ser cierta y más asociada al permanente ruido que generan las redes sociales, siempre con tendencia a magnificar la opinión de propios y extraños sobre todos los temas posibles e imposibles. Pero ese es otro tema y estamos aquí para hablar del Giro.
La jornada partió de Sabbio Chiese rumbo al Monte Bondone donde un gigante de hielo de primera categoría prometía la esperada batalla de gallos de cresta rosa. De aperitivo, cuatro puertos encadenados que le daban pocas opciones a la fuga que igual soñó con la victoria, pero por detrás Almeida, Thomas, Roglic y compañía tenían otros planes.
El lusitano Almeida en su cuarto intento por hacerse con la maglia rosa fue el que afiló la espuela y no quiso saber más de estrategias. Su ataque en las primeras rampas del Bondone puso a Thomas en modo excampeón de Tour de Francia para tal como los mineros de su natal Gales: persistir y resistir al valiente portugués.
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Pero a este cuento le falta un personaje, uno que por su pasado como campeón mundial junior de salto en esquís debía en los papeles manejar mejor la nieve y las bajas temperaturas, pero sufrió lo indecible para seguir la rueda de sus dos rivales. Al igual que el Tour, el Giro tampoco parece favorecer al bueno de Primoz Roglic.
El dueto de opera luso-británica daba un recital en la eterna trepada de 22 kilómetros al Bodonne, pero para fortuna de Roglic su ángel de la guarda no lo desamparaba ni de noche ni de día, ni en la Vuelta, ni en el Tour, ni en el Giro. Exjugador de hockey sobre hielo en su natal Durango (Colorado, Estados Unidos), Sepp Kuss para fortuna del esloveno, cambió los patines, los palos y el disco por una bicicleta con la que se ha convertido en una de las más confiables abejas asesinas del Jumbo-Visma.
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El norteamericano hizo valer su destreza sobre el hielo para que Roglic no cediera tiempos insalvables con Thomas y Almeida que encontró en la meta el justo premio a su coraje, mientras que el galés se vestía de nuevo con la rosa que según los expertos nunca le debió ceder al francés Bruno Armirail que hoy se hundió por completo.
En el grupo de favoritos también aguantaron los colombianos Einer Rubio y Santiago Buitrago. Ambos de gran Giro de Italia dentro de sus posibilidades, sobre todo el del de Chíquiza que tras reinar el viernes en Crans Montana ha seguido ascendiendo en la general hasta ponerse muy cerca del Top 10 general y metido en una cerdada lucha por la camiseta azul de la montaña.
Hay Giro de Italia señoras y señores. Hoy, como lo pidieron las grandes voces del periodismo italiano, se respetaron las memorias de Binda, Bartali, Coppi, Pantani y todo el olimpo de la mítica carrera y parece que lo que viene es aún mejor, saltando el miércoles con la penúltima oportunidad para Gaviria y los sprinters (el domingo en Roma tendrán otra). Jueves, viernes y sábado, la batalla por la rosa será caliente, lo suficiente al parecer para derretir las heladas cumbres del Valle del Zoldo, las Tres Cimas del Lavaredo y el Monte Lussari.
