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En el arranque de la segunda parte, cuando el partido pedía un golpe de autoridad, Deportivo Pereira creyó encontrarlo en los pies de Gustavo Torres.
Corría el minuto 48 del segundo tiempo cuando el atacante aprovechó un balón suelto y, con el olfato fino del área, empujó la jugada hasta convertir, desatando el rugido de la tribuna y la celebración de sus compañeros.
Por un instante, el gol pareció cambiar el pulso del juego ante Millonarios: el banco “matecaña” se abrazó, los locales se sintieron con aire en el pecho y el visitante acusó la estocada.
El gol de Pereira fue anulado por fuera de lugar
El festejo, sin embargo, quedó suspendido en un paréntesis incómodo: la acción fue enviada a revisión del VAR y el estadio entero se quedó mirando el rectángulo luminoso, entre murmullos, silbidos y dedos cruzados.
La espera desembocó en frustración para Pereira: tras la revisión en el VAR, el árbitro determinó que el tanto de Gustavo Torres quedaba anulado y no subía al marcador.
Lo que había sido una descarga de euforia se transformó en un murmullo de incredulidad, un “casi” que cambia inercias y estados de ánimo.
A partir de ahí el partido retomó su cauce con un Pereira obligado a recomponer emociones y un Millonarios que respiró aliviado, consciente de que esos detalles podrían ayudarlo en el resto del partido.