Mike Schmulson, quien es originario de Lituania, pero a los dos años de edad llegó a nuestro país a la población de Ciénaga, Magdalena. Esto se debió a que sus padres venían por temas de trabajo en el área de la medicina con la United Fruit Company.
Desde muy corta edad, Mike comenzó a mostrar esa gran pasión y afinidad por el deporte de la “Pelota Caliente”. Porque el no solo tenía elegancia y abolengo por los conocimientos exhibidos, sino por el uso impecable del lenguaje, la dicción con la cual manejaba sus comentarios y opiniones reflejando el color azul turquesa de sus ojos; que se complementaban perfectamente con su simpatía y honestidad.
Mirando el contexto deportivo y en el escenario, en que él se desarrollaba; Mike Schmulson no solo tenía conocimientos en beísbol, también se deleitaba con el fútbol y el boxeo. Con relación a esta última disciplina deportiva, esto era lo que pensaba el propio Schmulson:
“Empecé escuchando las transmisiones de boxeo que hacía Bob Canel en la Cabalgata Deportiva Gillette. Era la época de Joe Louis, Jimmy Braddock, Tommy Farr" Pero no solo las transmisiones radiales hicieron que se convirtiera en aficionado. Los viernes de boxeo, que presenció cuando vivía en la calle de Jesús entre 20 de Julio y Cuartel (Cra. 43 y 44), que también lo influenciaron. “Me acuerdo que todos los viernes colocaban un ring improvisado y yo me ponía a ver boxeo”.
Desde su infancia, adolescencia, en su época de furor como comentarista deportivo y hasta el final de su vida, dejó una gran huella por ir más allá de su realidad y del entorno en que se desenvolvía. El traer lo genes y un modelo de pensamiento europeo a Colombia, le permitió implementar una ventaja de pensamiento y de dialéctica, en el momento de opinar y debatir tanto de lo temas deportivos como de los de carácter históricos y socio culturales.
Sus estudios en Ingeniería Química en la Universidad del Atlántico y de Economía en la Universidad de Columbia en New York, Estados Unidos, les sirvieron muchísimo al regresar a Colombia, lo que le permitió tener una identidad, no solo en lo profesional sino en lo personal.
Mientras que comentaba y analizaba los diferentes partidos de beísbol, a Mike Schmulson le gustaba escuchar la legendaria canción New York, New York de Frank Sinatra, pero no en la voz de este cantautor sino en la de su nieta. Si bien esta pieza musical, por su contenido y elaboración artística es de un gran nivel, para Schmulson representaba un importante significado sentimental.
Ya en el tema concretó del béisbol, su afición por esta disciplina deportiva se gestó en el año de 1939, al momento de escuchar la narración de la Serie Mundial de dicha edición. A pesar de ser transmitida en inglés, Mike sintió una afinidad muy bonita, y desde ahí supo que su vida estaría ligada a este deporte. Y su primera transmisión de un partido de béisbol, también se dio de una manera accidental.
Esto ocurrió en el año de 1946, en los Juegos Centroamericano y del Caribe que se celebraron en Barranquilla. “Mi mamá era asistente médica y a mí me habían regalado unas boletas para entrar al Tomás Arrieta. De casualidad ese día no fue el narrador y me preguntaron que si me le medía y les dije que sí, de ahí para adelante ya tu sabes cómo es el cuento”.
Haciendo relación con la serie mundial, aquí aparece la figura de Edgar Rentería, quien ganará esta competición, también fuera el protagonista con su equipo, los Marlins de la Florida en el año de 1997 ante los Indios de Cleveland. Y fue Mike Schmulson, uno de los colombiano que tuvo el privilegio de comentar este histórico juego para el país 'cafetero', junto a su equipo de trabajo conformado por Rúgero Manotas y Marcos Pérez.
En el año 2016, Colombia y concretamente la ciudad de Barranquilla vio partir a la eternidad a dos de sus más representativos periodistas y símbolos de la identidad socio cultural a lo largo de la historia. Uno es el referenciado, Mike Schmulson quien falleció el 15 de diciembre y el otro Edgar Perea Arias, quien falleció, el 11 de abril de aquel año referenciado anteriormente. Sin duda alguna este texto, aparte de rendirle un homenaje a Schmulson, el objetivo también es mostrar que el periodismo deportivo cumple una función educativa y social con alcances globales.
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