A Diego lo tienen que analizar culturalmente y antropológicamente

Hoy se conmemora un año más de vida de Diego Armando Maradona; uno de los grandes futbolistas que ha dado este hermoso y extraordinario deporte. Su zurda mágica y su capacidad para gambetear y hacer obras de arte con la caprichosa (pelota); lo constituían simplemente en el “Gran Barrilete Cósmico”; proveniente de otro planeta.
El origen y crecimiento de Maradona; fue el de muchos jugadores de fútbol en sus inicios; donde la necesidad y la pobreza; convertían al fútbol como el camino y el instrumento para forjarse un mejor futuro. Y de qué manera iba aprovechar este reto y este desafío, Maradona.
Desde sus inicios futbolísticos, el “Pelusa”, siempre impuso su gran agilidad mental y un imponente liderazgo; factores que lo hicieron sobresalir sobre los demás; acompañados de sus excelentes condiciones dentro de un terreno de juego; siendo capaz el solo de solucionar cualquier juego e incluso; de sus propios pies se gestaron las grandes gestas del fútbol mundial.
Pero como Maradona dijo en muchas entrevistas, “Yo sabía que iba a ser el mejor jugador del mundo, pero lo que nunca tenía en mi mente; era que fuera a tener problemas con la droga. Su adicción a las drogas; lamentablemente le trajo muchos inconvenientes, con personas que hacían parte de su corazón y su entorno fraternal”.
Cuando se habla que el fútbol es una religión, que no tiene ateos, y que en este deporte los fieles se encargan de idolatrar a sus ídolos como auténticos dioses; eso le pasó a Diego, que en medio de la pasión y la convicción de los hinchas ha sido el mayor y gran referente para toda la opinión pública en Argentina.
Pero al encontrarnos con esta euforia y mediatismo de los medios de comunicación por un lado, y en otro escenario a una persona que no sabe manejar la fama y el prestigio que le ha dado el fútbol; el resultado de este coctel, es una situación de demagogia, de intolerancia; y ante todo de un ser humano que realmente nunca se ha interesado en ser un ejemplo para los demás.
Pero el salir a juzgar a Maradona como moralistas o veedores del comportamiento humano de un individuo en la sociedad; creo que no es la posición correcta. Uno para calificar a una persona, tienen que entender sus sentimientos, el contexto socio económico y ante todo el nivel cultural de este.
Maradona, simplemente es de estos personajes que le viene bien al fútbol como negocio y como espectáculo; porque es una persona que no es lógica y se roba las miradas y el interés de cualquier ser humano; donde quiera que este y en cual circunstancia se produzca la gran aparición, del “Pelusa”.
