POR HUGO ILLERA:

Tal vez fue una eliminación prevista la del Junior de Barranquilla de la mano de César Farías. Se sintió con la última asistencia al juego ante Tolima. La derrota ante el Caldas en el Metro desvaneció toda esperanza porque Junior ya no dependía de Junior, sino de lo que podía hacer y lo que harían los demás. Este desenlace no tomó de sorpresa a nadie. Junior no hizo lo que tenía que hacer y el Tolima sí lo hizo.

Ahora, cuando ha terminado su actuación, y echamos la película hacia atrás, es claro que nos quedamos esperando “al Junior de Farías” que se creyó que veríamos. Vimos a un Junior caótico, sin regularidad, sin una alineación básica, con cambios de nombres en cada partido, que un día jugaba regularcito, después menos regularcito y después ni regularcito. 

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Jugaba mejor el Junior de Reyes, armónico, con una idea sobre el juego, con una filosofía entendida por el plantel. Este Junior de Farías quizá tuvo un partido que hizo pensar que iba por el camino correcto. Fue en aquel 0x0 con Caldas en Manizales cuando sorprendió con Yimmi Chará como falso 9. No se ganó pero se vieron cosas diferentes. Después, volvió a lo mismo.

En este torneo comenté que Junior no era un equipo confiable para clasificar y jugar otra final. Es que fue eliminado de la Copa BetPlay y ahora eliminado de la Liga porque nunca hubo, en la realidad, un juego de conjunto, un team work.

En este momento de las evaluaciones es inevitable recordar que Junior sumó 3 puntos y 3 goles a favor por los hechos ocurridos en el partido con Nacional en Medellín. Sin esos puntos Junior, que sumó 31 puntos para clasificar 6º en la última fecha, hubiera quedado con 28 puntos y eliminado. 

La verdad es que el técnico venezolano pasó raspando en la Liga. Dirigió 17 partidos  sumando 26 puntos de 51 y rendimiento del 50,98%. Si se quitan los 3 puntos, quedan 23 y un rendimiento del 45,09. Para nada bueno.

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Si Farías se fuera en este momento, es posible que dentro de poco no recordemos algo que nos hubiera dejado.

Los técnicos que se contraten y que lleguen al Junior, deberían conocer la historia del equipo y el gusto de los aficionados por la parte lúdica del juego creado, hilvanado, vistoso para la retina y con resultados.

Si Farías se queda que busque los jugadores que crea que se adaptarían a su forma y manera de “hacer” el fútbol y que esa forma y manera la podamos ver en la cancha con resultados exitosos.

Particularmente me quedó la sensación que, en el partido ante Tolima, que salvó el Turro Olivera, ese gol que se celebró con el alma dentro y fuera del estadio, también salvó a Farías de ser cesado. Es una presunción particular mía.

Ahora, esta es la parte del técnico, porque tampoco cabe duda que el bajo nivel de rendimiento del plantel de jugadores atentó contra los buenos resultados.

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Si nos hicieran la pregunta sobre los jugadores que rindieron en este segundo semestre en Junior sería fácil de elaborar: Santiago Mele, Jefferson Martínez, Didier Moreno, Yimmi Chará que, sobre la marcha, fue encontrando su forma y nivel. Contrario a un Victor Cantillo de bajo rendimiento de principio a fin, por ejemplo, o a Marco Pérez al que se le perdieron los goles. O como el caso de Carlos Bacca y el penal que James Aguirre le tapó en el juego contra Caldas que se perdió en casa. Y el resto de la nómina, pero este es un tema que tocaremos por aparte.

Es posible que se puedan incluir a Emanuel Olivera y  Nicolás Zalazar. En medio de las vicisitudes, y a pesar de los tropezones, siempre fueron al frente. Tal vez las dos expulsiones de ambos se debieron a la angustia que produce jugar en un equipo desordenado.

Como dije en columnas anteriores, que no está en duda que Farías sea un técnico que puede realizar un buen trabajo. El tema es dilucidar lo que se entiende por “buen trabajo”.

Ese trabajo consiste en qué. En armar una alineación titular, el jugar bien y ganar. En no ser un equipo de media tabla como este Junior. A estar en los primeros lugares, clasificar a semifinales y jugar finales.

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Porque detrás de la famosa frase aquella de “dejen trabajar al técnico”, están los resultados de ese trabajo. Esos que no se vieron en este ejercicio de Farías.

Que si se queda, que rinda, que si se va, vendrá otro, como tantas veces. Ojalá ese, si cambian a Farías, entienda la diferencia que hay entre hablar y hablar y salirse por la tangente y los buenos resultados.

Es que en el fútbol se gana en el terreno de juego, no en las ruedas de prensa…

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