Aquella vez en la ensoñadora y legendaria Madrid, cuando aún Yugoslavia no se había dividido como nación, y Drazen Petrovich brillaba con su magia para darle la aureola de firme candidata para subir al pódium en ese campeonato mundial de baloncesto, que tenía como sede a la madre patria, en las gradas de ese mítico Palacio de los Deportes fortalecí mi espíritu a través de los laberintos de la pelota naranja, y de tener la oportunidad de asistir al recital táctico de Bob Ningth, instructor de la Universidad de Indiana, considerado el mejor entrenador del mundo y célebre por sus conferencias matizadas con el arte de la defensa.
La presión, o el pressing, como lo quieras llamar, es la razón de ser de su filosofía, una manera de jugar explosiva que transforma la voluntad en un deseo irrefrenable de buscar la victoria bajo estos parámetros defensivos, que, dicho sea de paso, muchos equipos del fútbol de hoy la practican desde aquella vez cuando apareció un equipo apodado la Naranja Mecánica, untado de esta forma de jugar.
El legendario Rinus Michell se había inspirado viendo el baloncesto Universitario de los Estados Unidos. Y digo universitario, porque en la NBA la zona por razones que nunca entendí no se usa, o se usa muy poco.
Quizás por eso, como somos proclives a eso de la imitación es que por estos lados se dejó de usar también, o simplemente porque es más fácil practicar la individual, donde cada jugador es responsable de la marca que se le asigna, lejos de los movimientos tácticos de la zona a presión, desconociendo de entrada, que para marcar individual debes conocer los secretos de la zona, y para hacer zona no puedes deslindarte de los principios y obligaciones de la individual de equipo.
En el concierto nacional, ahora que este deporte va cuesta arriba, pude observar en la pasada burbuja de Cali, que solo el equipo Cóndores de Cundinamarca se atrevió a usarla en ciertos pasajes como elemento sorpresa, en el cono suramericano donde el andamiaje colectivo es más pesado, algunos equipos dibujan en su lienzo esta manera de jugar.
De pronto, me imagino, que el no usarla se debe a la inmediatez de los microciclos, pues la competencia está a la vuelta de la esquina, la condición física y mental. Lo único cierto es que la zona estilo mach Up, está dormida en el libro del olvido.
Aquella vez mientras digería el recital del avezado entrenador de Indiana, recuerdo las palabras que dijo cuando terminó la charla: “La mejor defensa individual es la de zona, y la mejor zona es la individual”. Guillermo Moreno lo sabe muy bien.